Herramienta formativa Diseño e imagen para establecimientos turísticos

Herramienta formativa Diseño e imagen para establecimientos turísticos, realizada por la Confederación de Empresarios de Málaga y cofinanciada por la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo
 

 


Actualización de espacios. Rehabilitación y recuperación

3. Ajardinamiento y entorno del espacio turístico. El espacio lúdico-deportivo

Los nuevos modelos de vida, de entorno urbano y de desarrollo sostenible, apuestan por un acercamiento a modelos y entornos más atractivos, espacios más humanizados y actividades que proyecten una mayor calidad de vida.

Maximizar, por tanto, las prestaciones del espacio pasa obligatoriamente por optimizar recursos espaciales. Cuando se habla de espacios de ocio en un sentido amplio, no se puede obviar el espacio natural y el espacio ajardinado, entendiéndolo como entorno y como espacio inmediato que forma parte de la oferta turística, antaño ligado a la vida diaria.

Los nuevos modelos de vida, de entorno urbano y de desarrollo sostenible apuestan por ambientes más atractivos y espacios más humanizados. Eb este proyecto de intervención para un entorno urbano, se plantea un ajardinamiento sencillo, cuidando las formas y especialmente las texturas. Al tratarse de una actuación urbana muy próxima a la zona portuaria de Málaga, se buscó una unidad de texturas que recordara al óxido de los buques que atracan en el puerto. Esta misma sirvió para el diseño de itinerarios y para enmarcar las zonas de acceso, incorporando iluminación y favoreciendo una integración total de los elementos.

Parece difícil determinar el momento en el que los cambios urbanísticos obviaron los espacios ajardinados tan ligados tradicionalmente a la arquitectura, más cuando dentro de la comunidad andaluza aparecen dos de las más significativas tipologías de jardín: el patio cordobés y el carmen granadino.

Los espacios ajardinados forman parte del entorno más inmediato y consisten en un valiosísimo recurso patrimonial. Son, además, parte del entramado urbano y referente de la arquitectura y la jardinería. Su integración perfecta con lo arquitectónico y el modo de vida durante siglos prueban su idoneidad. Así, su aspecto, además de estético, pone de manifiesto que aportan un microclima en un espacio de encuentro y reposo, dotando a la vivienda de una ventilación y un entorno que procura un microclima en los meses más calurosos del año.

En el caso malagueño, un espacio significativo y de gran popularidad es el Parque de Málaga, también conocido como Parque de la Alameda o, simplemente, el Parque.

Desde la Plaza de la Marina hasta la Malagueta, se sitúa uno de los espacios más bellos y populares de la ciudad junto al Jardín del Retiro y la finca de la Concepción: el Parque de Málaga.

El paseo fue trazado como una prolongación de la Alameda y supone uno de los pulmones del centro de Málaga. El autor de los preliminares del proyecto fue el propio Marqués de Larios, aunque intervinieron varios arquitectos, entre ellos Strachan, aunque el más importante fue Rucoba.

Más que un parque tradicional, se trata de un paseo con jardines a ambos lados, acercándose más al tipo de jardín mediterráneo con numerosas y valiosas especies subtropicales.

Un buen punto de partida en este aspecto para recuperar el valor del entorno natural, potenciarlo y favorecer espacios que acerquen a los recursos naturales, es la recuperación de espacios verdes, zonas ajardinadas y la integración de estos en la arquitectura, sobre todo al tratarse de espacios turísticos, porque supondrán un importante valor añadido al establecimiento.

Un elemento fundamental, en este sentido, es el uso de flores y plantas de interior, ya que aportan un gran valor estético y refuerzan el valor de naturaleza en el espacio donde están situadas, evocando un elemento de ajardinamiento, aun cuando este no existe. El proceso más complicado es dirimir o clasificar las plantas según los factores que determinen el espacio: luz, temperatura y humedad; aunque hay que tener en cuenta color, tipo de paramentos, acabados, etc.

Venta de flores y plantas en un vivero malagueño.
Valor estético floral.

Para un proyecto de más envergadura que dote realmente al establecimiento tanto de grupos de plantas de interior en su espacio como de pequeños jardines de interior o ajardinamiento exterior, hay que establecer las siguientes pautas: un guión para el diseño, un informe previo, una elaboración del cuadro de necesidades y, evidentemente, un presupuesto. En este sentido habrá que valorar todas las variables.

3.1. Variables de adaptación ambiental.

Analizar estos aspectos resulta fundamental para la consecución de un proyecto con éxito. Suponen, por tanto, un punto de partida para aportar no solo elementos decorativos sino un valor añadido que va más allá del diseño.

3.1.1. Luz.

Todas las plantas la necesitan en mayor o menor medida. El aspecto de las mismas y su crecimiento vendrá determinado por la correcta fuente de luz que reciban, debiéndose procurar, en la mayoría de los casos, que sea indirecta o tamizada.

Algunos ejemplares necesitan casi una situación de semipenumbra. Aparte, espacios poco atractivos del establecimiento pueden cobrar un mayor atractivo con una o varias composiciones de plantas que requieran este tipo de hábitat.

Importante, en este sentido, es adecuar y recrear el hábitat idóneo mediante determinados tipos de lámparas, como las fluorescentes. Así, no se puede obviar la ubicación del espacio donde se instalarán las composiciones vegetales, teniendo presente la orientación.

La luz incide directamente en el crecimiento de las plantas.
Luz.
3.1.2. Orientación.

Pueden darse las siguientes variables:

  • Norte. Espacios con poca luz y calor, idóneos para especies como hiedras y otras trepadoras, potos, algunos helechos.
  • Sur. La orientación con más cantidad de luz y, consecuentemente, con más temperatura.
  • Este. Por sus valores medios de luz y temperatura, es el espacio más adecuado para plantas de interior.
  • Oeste. Gran cantidad de luz y valores altos en temperatura durante los meses estivales. Es idónea para plantas con flor que aportarán un importante y atractivo efecto cromático.
Espacios con poca luz y temperatura, idóneos para el desarrollo de plantas trepadoras.
Orientación.
3.1.3. Temperatura y humedad.

Dependerá de las características físicas de la especie en cuestión y en función de estas variables se elegirán las especies más adecuadas. Como pautas generales se tendrá presente que las plantas de interior no se adaptan bien en espacios con fuentes de calor directo y nunca debe superar los 24-25º C.

Para un correcto desarrollo se procurará una correcta ventilación, sin exponerlas a corrientes de aire ni a cambios bruscos de temperatura.

En este sentido, y abordando esta cuestión desde el punto de vista de los espacios exteriores, resulta sorprendente la recuperación de dichos espacios exteriores, como pequeñas terrazas y azoteas con una mínima inversión y, a partir de las actuales tendencias en paisajismo, tanto estéticas (estilo minimalista y arreglo floral japonés, jardines secos, algunos muy arraigados en el litoral mediterráneo), como funcionales (jardines y rincones para el relax, la contemplación, la recuperación de patios interiores , etc.). Todo esto puede aportar un valor añadido al establecimiento y convertir un umbrío y abandonado patio interior en un jardín o punto verde lleno de encanto, que incluso se puede catalogar como espacio lúdico.

Igualmente, y atendiendo a las capacidades del espacio, se puede llegar aún más lejos y dotar un pequeño espacio ajardinado con la posibilidad de desarrollar diferentes actividades asociadas a lo deportivo, masajes, actividades de relajación, práctica de técnicas deportivas, etc., revalorizándolo desde lo lúdico y deportivo, algo especialmente en alza debido a la fuerte demanda existente en la actualidad.

Planificar el espacio y dotarlo del equipamiento necesario puede proporcionar al establecimiento un punto que ponga en alza su oferta turística, es decir, un pequeño jardín o spa que actúe como punto de encuentro o reunión y aporte un valor añadido a la oferta de hospedaje, supone un recurso importante de innovación y mejora para la imagen. El estudio de zonas de sol y sombra, delimitar espacios a partir de un cambio de texturas o materiales, y dotarlo de un lugar para el descanso del resto de actividades son variables clave para un resultado con éxito.

Resulta muy aconsejable este proceso de transformación porque:

  • Renovará el establecimiento. Es por tanto necesario analizar detalladamente el espacio, delimitar la superficie a intervenir y barajar las diferentes posibilidades.
  • Aportará un valor añadido a partir de una intervención adaptable a los recursos o posibilidades de inversión.
  • Supondrá un elemento estético y decorativo, que sugiere un elemento natural y en alza como un espacio ajardinado en mayor o menor medida.

3.2. Organización del proceso de diseño.

La organización del proceso de diseño se observa desde el punto de vista de diferentes variables que se tratarán a continuación.

3.2.1. Primer grupo de variables.
  • Orientación de los espacios: en este sentido no solo se habla de la orientación en sí, sino también del propio entorno de la zona que se va a ajardinar.
    • Si el entorno es urbano, en la mayoría de los casos se diseñará un jardín más cerrado, más privado y más íntimo, estando menos contaminado de los espacios urbanos en el sentido más amplio de la palabra.
    • Si el entorno es rural, se realizará una mayor integración con dicho entorno, ampliando las posibilidades espaciales y visuales de la zona dedicada al ajardinamiento.

    Tanto en el entorno urbano como en el rural, se tendrán presentes las vistas y la vegetación existente. Asimismo, se analizarán variables como la altitud y aquellos agentes presentes en el entorno; y la ubicación del establecimiento en relación a las horas de sol y de sombra. Es decir, orientación del edificio y de la parcela. En definitiva, se realizará un estudio orográfico del terreno para respetar las vistas y la perspectiva del mismo, ver dónde están ubicadas en relación con el resto de construcciones o establecimientos, aprovechar los propios accidentes del terreno, y evitar que se produzca erosión, salidas de agua, red de drenaje y riego, etc.

  • Condiciones climatológicas. En función de donde esté el establecimiento (contexto geográfico), se tendrán en cuenta qué tipología de clima presenta la zona (cálido, templado, frío, de temperaturas extremas, etc.) y si existe algún microclima, como ocurre en muchas zonas del litoral malagueño.
  • Especies vegetales. Se prestará especial atención a: las especies vegetales autóctonas, sobre todo cuando el establecimiento esté en un entorno natural o rural. Paralelamente, implica un análisis de las condiciones del suelo, su estructura, materia orgánica, etc.
3.2.2. Segundo grupo de variables.

Constituyen este grupo:

  • Los elementos arquitectónicos constructivos y estilo de los mismos: jardineras, aleros, terrazas, galerías, zonas acristaladas, ventanales, etc.
  • Zonas de acceso: entradas, zonas de espera, porches y recachas.

La organización del proceso de diseño es una tarea fundamental para acometer la reforma de ajardinar un espacio concreto. En este sentido, no se deben olvidar una serie de factores o variables que determinarán el resultado final de esta labor. La delimitación de espacios y funciones, el análisis climatológico que permita el uso de unas especies vegetales u otras, la utilización de revestimientos concretos y el uso decorativo que puedan dar, además de lo que puedan aportar, como valor, textura o separador de ambientes, son claves a la hora de acometer una reforma de este tipo.

Asimismo, la introducción de elementos decorativos, como surtidores de agua o fuentes que pongan en valor la línea estética que se desee destacar del proyecto, aportarán puntos de interés que focalizarán y marcarán las pautas de lectura de dicho espacio. También son importantes aquellos elementos que solucionan las cuestiones que permitan dotar al espacio de la suficiente confortabilidad y ofrezcan un uso acorde a las necesidades. Así, pérgolas, zona de sombra y mobiliario deben estar en perfecta armonía. En el mismo sentido, no se debe olvidar la instalación de iluminación que se encargará de proporcionar gran singularidad y ayudará como recurso, tanto de equipamiento como decorativo, creando espacios polivalentes en el establecimiento y reforzando la ambientación de estos según se le dé una función u otra, dependiendo de la demanda del cliente.

Son variables que, seguramente, limitarán o dificultarán la intervención, en tanto que estos espacios están ligados al propio local o establecimiento, y su orientación y fisonomía viene dada por estos condicionantes o los del inmueble. Suelen ser, en la mayoría de los casos, de tamaño reducido y su ubicación viene dada y condicionada en cuanto a luz y temperatura.

Con todo no se debe olvidar que, en un elevadísimo porcentaje y gracias a las innumerables soluciones existentes en el mercado, consigue revalorizar y recuperar dichos espacios.

Así, es necesario, en relación con el análisis de los elementos arquitectónicos, el valor de la escala, diferenciando la escala interior, que se usa en entornos pequeños o cerrados y toma como referencia la escala humana, en la que se presta especial atención a las zonas de jardín o juego infantiles; y la escala exterior, que alude a la de los edificios o establecimientos colindantes, árboles, pérgolas, saltos de agua, etc.

Dotar el jardín de elementos que refuercen el valor arquitectónico del establecimiento es una premisa que no se debe olvidar. Después de todo, con estas intervenciones se pretende mejorar la imagen del mismo, procurando valores añadidos a la oferta. En este sentido, hay que tener presente la idea de potenciar la experiencia del cliente y que el paso de este por el establecimiento le ofrezca calidad. De este modo, proporcionar un elemento de agua a un espacio verde, como una pequeña cascada, aportará un valor singular. Asimismo, procurar la suficiente intimidad y descanso es algo que agradece este tipo de entornos, y para ello, se utilizarán elementos móviles o arquitecturas efímeras. El montaje de pérgolas, pequeños estanques o minipiscinas ofrecerán ese valor añadido.

3.2.3. Tercer grupo de variables.

Consisten en:

  • Formas. Las más comunes son estrechas, de cierta irregularidad. En estos casos se potenciará la regularidad dividiendo diferentes zonas o micro-espacios, fomentando puntos de vista atractivos que se integren con los espacios colindantes en los que se desarrollan diferentes actividades en el establecimiento.

    Las formas regulares y geométricas son más fáciles de diseñar, mientras que las irregulares son más difíciles y dan un aspecto más informal. También es cierto que puede haber proporciones poco dimensionadas frecuentes en las entradas a los establecimientos, patios etc., que suelen ser alargados y estrechos. Para aumentar el atractivo de estos lugares, un recurso es dividir en módulos proporcionales a la altura.

  • Estilo. Vendrá determinado por el del resto del establecimiento, bien potenciando el mismo o bien buscando el contraste. Es fundamental que su mantenimiento no dificulte el desarrollo de las diferentes actividades que se realizan en él. Para ello, se seleccionarán revestimientos, elementos ornamentales e iluminación para satisfacer las expectativas creadas.

    Hay que tener presente, en todo este desarrollo, una máxima que se repetirá en todo capítulo que verse sobre el diseño y la imagen de un establecimiento turístico. Estas premisas son principios básicos del diseño.

    • Versatilidad y equilibrio dentro de la unidad.
    • Unidad dentro de la variedad.
    • Variedad dentro de la unidad.
  • También destacan conceptos como:

  • Simplicidad. Esto no significa que lleve aparejado una forma implícita de monotonía, sino más bien cierta preocupación por dotar al diseño de armonía, sin renunciar a la variedad. Es realmente importante en espacios reducidos, y una forma que la garantiza es la correcta ordenación del espacio en partes, buscando una sucesión y un ritmo en el conjunto.

    Esta armonía también se consigue encontrando la relación entre elementos dispares a partir de elementos comunes o próximos como colores, texturas, etc. Asimismo se utilizan recursos como el equilibrio, la simetría, o aparente simetría, para potenciar este sentido armonioso en el diseño.

  • Unidad. Se hizo alusión anteriormente a ella como la cualidad del espacio ajardinado para percibirlo como un todo. Si se introduce un elemento dominante, este será el más llamativo de la composición. En paisajismo es el punto focal, bien vegetal o bien un elemento arquitectónico, o algún otro elemento singular que marque las pautas de lectura de manera uniforme y unitaria. Con todo, hay que prestar especial cuidado con la proliferación de puntos focales porque su exceso puede crear confusión, e incluso sensación de tensión.

Analizar el contexto, tanto en jardines urbanos como en espacios naturales, es fundamental no solo por una cuestión climatológica, sino también por la orientación. El tipo de especies a incorporar en el jardín o zona verde, etc., será, a priori, uno de los aliados más indicativos a la hora de ejecutar la intervención.

En una segunda fase, se analizará el tipo de diseño y composición atendiendo al resto de variables, buscando una solución más o menos simétrica, e introduciendo elementos de paso o accesos, así como la definición del estilo de jardín: inglés o francés, etc.

En este ejercicio de composición se introducirán, según estilo y posibilidades espaciales y económicas, elementos que focalicen el espacio, como pérgolas, fuentes, cascadas, etc.

Un recurso muy atractivo en este tipo de emplazamientos por su versatilidad y fácil adaptación son los jardines verticales, muy ligados al jardín de interior. Los patios cordobeses son un ejemplo de ello, así como las corralas en las que las macetas y las trepadoras se constituyen como un verdadero jardín de este tipo. De gran posibilidad compositiva y estética, suponen un recurso fácil para el que no se necesita gran espacio. En ellos es fundamental la diversidad cromática y una textura que aporte frescura a modo de tapiz decorativo. Igualmente, las composiciones siempre tendrán una acertada elección de especies autóctonas o de fácil adaptación a las condiciones climatológicas pertenecientes al lugar en el que se encuentren.