Herramienta formativa Diseño e imagen para establecimientos turísticos

Herramienta formativa Diseño e imagen para establecimientos turísticos, realizada por la Confederación de Empresarios de Málaga y cofinanciada por la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo
 

 


Variables decorativas. Criterios estéticos y funcionales

1. Forma y composición

Dentro del proceso de estudio para el diseño y la imagen de los establecimientos turísticos son piezas clave el análisis de las diferentes variables decorativas y la aplicación de criterios estéticos y funcionales.

En el momento de intervenir en un espacio e introducir en él determinados volúmenes, sea mobiliario, elementos decorativos, elementos contenedores, etc., se da un ejercicio de composición, puesto que se juega con elementos que ocuparán un espacio. Tanto estos volúmenes, como el espacio en sí, tienen formas y generan otras una vez que se interrelacionan. Por tanto, en el ejercicio de composición se buscará un lenguaje correcto entre unas formas y otras.

1.1. Concepto de forma. Clasificaciones.

La forma es la figura o contorno límite de un cuerpo u objeto. Se puede definir también como el contorno de un signo, como la línea que precisa y aísla del medio ambiente la realidad física de un signo.

Es, al menos a priori, la forma lo que determina o lo que diferencia a unas cosas de otras. La forma, al delimitar, cualifica y cuantifica el espacio interno y externo.

El contorno o perfil del formato crea un ritmo propio, que presenta relaciones en sus partes, como proporción, tamaño, peso, intensidad, dinamismo y estatismo.

En este sentido, Arheim hablaba del concepto de forma como el resultado entre el objeto material, el medio luminoso (que actúa como informador) y las condiciones del sistema nervioso del observador.

Son muchas las clasificaciones que en este sentido recogen diferentes autores. Así, Arheim hace la siguiente clasificación:

  • La primera, en formas geométricas y orgánicas, las primeras construidas matemáticamente.
  • La segunda, en curvas libres y líneas redondeadas.

También Germani Fabris recoge la clasificación en formas regulares, formas complejas, etc.

La forma puede clasificarse de múltiples maneras y atendiendo a diferentes criterios. Una clasificación básica es la siguiente:

  • Formas regulares: aquellas figuras que tienen sus lados y ángulos iguales, como un cuadrado perfecto.
  • Formas irregulares: aquellas que no tienen sus lados y ángulos iguales.
  • Formas orgánicas: se denomina a aquellas que tienen un aspecto natural, fluido y curvo, por ejemplo un trébol.
  • Formas figurativas: aquellas que guardan un parecido con elementos u objetos conocidos.

Después de estas primeras clasificaciones hay que ser conscientes de que la forma posee una serie de componentes, es decir, la forma está recogida, no en uno, sino en varios aspectos o particularidades. De este modo cuenta con:

  • Apariencia: el aspecto exterior de la forma.
  • Estructura: distribución de las partes de un todo.
  • Volumen: extensión engendrada por un cuerpo.
  • Superficie: parte externa de las caras de un cuerpo.
  • Figura: representación gráfica de las líneas, superficies y volúmenes.
  • Silueta: perfil de un cuerpo u objeto.
  • Contorno: conjunto de líneas que limitan un cuerpo.

De este modo, es el autor Wucius Wong (Fundamentos del diseño, 1979) el que aporta al concepto de forma otro matiz importante y habla de formas conceptuales, es decir aquellas no visibles. Son conceptos algo complejos que serán de ayuda a la hora de ordenar y componer el espacio dentro del establecimiento.

Así, se habla de la relatividad del tamaño, algo es grande o pequeño en comparación con algo. Luego hay que tener presentes estos aspectos para acomodar la visión y buscar una proporción entre los volúmenes.

Una vez analizados estos aspectos de forma y según las tesis de diferentes autores, se debe también contar con el modo en que las formas pueden combinarse entre sí, lo que se denomina interrelación de formas. Cada una posee unas cualidades que le son propias y que no resultan de una simple suma de elementos.

Un ejemplo puede ser la melodía que una persona escucha sin tener conciencia de la sucesión de notas. Igualmente, se hace una lectura de espacios y volúmenes, algo continuo, sin ser conscientes de la sucesión de formas que las componen.

Por tanto, la organización del espacio se desarrollará a partir de formas básicas y las modificaciones que sobre ellas actúen, así como de las formas que estas generen a su vez en ese proceso de interrelación.

Por su parte, dicho proceso de interrelación o modificación viene dado por una serie de operaciones que se enumeran de la siguiente manera:

  • División.
  • Separación.
  • Agrupación.
  • Giro.
  • Supresión.
  • Superposición.
  • Inclusión.

La forma parece, en ocasiones, adquirir vida propia y la interrelación entre unas y otras es fundamental en el ejercicio de la composición. Resulta muy explícita una máxima que será de gran ayuda: variedad dentro de la unidad, y unidad dentro de la variedad.

Las formas iguales, desordenadamente colocadas, sugieren dinamismo y movimiento. Cuando las mismas aparecen ordenadas, indican estatismo o quietud. Si se mezclan diferentes formas, ese dinamismo se ve reforzado por la variedad, variable que incide proporcionalmente; y, si se introduce la variable color-textura, se complicará aún más la lectura o percepción de las mismas en el espacio que ocupen.

Todo esto se puede ejemplificar sobre un tablero de damas o ajedrez. Antes de comenzar una partida de damas, con las fichas iguales alineadas, ordenadas y separadas para cada jugador, se indica quietud y estatismo. Por contra, el dinamismo y movimiento se da cuando la partida comienza y avanzan algunas fichas. Este dinamismo se fortalece si en vez de damas se trata de ajedrez, con gran variedad de formas entre sus piezas, y aún más, si se mezclan las de ambos jugadores, combinando colores.

Las formas visuales se influyen unas a otras pero, además, hay que tener presente que la forma de un objeto no solo viene dada por sus límites, sino también por el espacio en el que es contenida; así pues, el espacio contiene la forma, la limita y asume la identidad de esta. En este espacio también se reduce la acción visual.

Igualmente, destacan las teorías psicológicas y filosóficas elaboradas por los alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin, bajo el nombre de Psicología de la Gestalt (forma). El principio fundamental o la afirmación base radica en que todo espacio perceptivo contiene, de modo diferenciado, una forma y un fondo. Este último puede extenderse más allá de los contornos de las figuras.

Así, la percepción es un mecanismo bastante complejo. La identificación de las formas y sus cualidades distorsiona la información que llega al cerebro. La sucesión de imágenes, dependiendo de cómo se valoren las diferentes formas y sus cualidades, permiten su identificación, ya sea un músico tocando el saxo o una joven; dos perfiles humanos enfrentados o un jarrón; una mujer vieja o una joven.

La emergencia de la forma depende de criterios tanto objetivos como subjetivos. En el formato, el límite del espacio establece las bases de la acción visual. Esta lectura espacial se organiza con los mismos parámetros utilizados en la escritura, es decir, de arriba abajo y de izquierda a derecha.

El formato o espacio donde se insertan los volúmenes y formas actúa también en este proceso de interrelación y, por tanto, la lectura de ese espacio puede tornarse compleja, por lo que hay que controlar esta acción de interrelación a partir de los siguientes conceptos: positividad, negatividad, estatismo y dinamismo.

En definitiva, la forma puede percibirse desde su positividad y negatividad; y de manera estática o dinámica, en relación con el formato o espacio en el que esté insertada. Además, presenta numerosas propiedades, por lo que, conjugando estas, se alterará su percepción. De este modo, jugar con el mismo valor formal en positivo o negativo plantea lecturas con gran contraste y atractivo.

En el mismo sentido, jugar con el dinamismo o estatismo de las formas permite activar un espacio o hacerlo más vibrante e intenso, dependiendo de los usos que se le quieran dar o de las condiciones espaciales y arquitectónicas del mismo.

1.2. El ejercicio compositivo.

Al abordar una intervención en un espacio se hace como espacio-formato desde un concepto tridimensional, analizando, según las pautas anteriores, las formas y volúmenes, pero en dicho espacio tridimensional también hay que contar con los paramentos verticales que actúan realmente como un espacio-formato bidimensional.

Es fundamental el reconocimiento de los diferentes paramentos del establecimiento y de su arquitectura, porque generan formas que ayudarán a entender el espacio, además de buscar soluciones en armonía o contrastadas.

Por tanto, son las paredes de los establecimientos, formatos donde se incluyen formas y objetos, que van desde la señalética hasta los elementos decorativos como cuadros, paneles o murales en favor de una modificación del espacio y su consecuente lectura, provocando los efectos buscados entre los usuarios de dicho espacio.

Conviene tener presente, igualmente, algunas pautas para un resultado óptimo a la hora de componer en estos espacios-formatos:

  • La parte superior no debe cargarse, excepto si se quieren conseguir efectos concretos a ese fin.
  • La parte inferior se asocia con el reposo, con el suelo, con la base donde se encuentra la sujeción.
  • La parte izquierda permite alojar cosas más complejas porque está en el inicio de la primera fase de lectura del formato.
  • La parte derecha es el final de dicha lectura y tiene la cualidad de ser una zona a cuidar en la colocación de objetos.
  • En el centro geométrico del esqueleto estructural siempre se sitúa la unión de los ejes de simetría del formato y se lee un poco más abajo o a la derecha de su situación total.

El ejercicio compositivo es muy importante no solo por una cuestión de capacidad y volumen, sino también por la percepción al analizar cómo se comportan los objetos y las formas, dependiendo del espacio en el que se encuentran.

De este modo, en función de esta cuestión varía su peso visual, resultando más o menos fácil reconocerlo al destacar o focalizar más el espacio, estando o no acompañado de otros elementos similares, etc.

Un ejemplo de ello puede ser el siguiente: si sobre una mesa se colocan una docena de cuadrados de madera ordenados y juntos, formando un gran rectángulo, proporcionan más peso y volumen que si se esparcen por toda la superficie por separado.

Así como en anteriores ocasiones, se hace referencia en este proceso a la necesidad de acudir a la representación gráfica del espacio para elaborar planes de actuación e intervención.

También es importante, en este proceso de análisis, recurrir a ellos. En este caso, además, la representación tridimensional se puede hacer mediante la elaboración de pequeñas maquetas que hagan comprender, de manera fácil y rápida, las características formales del espacio, exterior e interiormente.

Este análisis se acerca de manera muy eficaz a la realidad formal y espacial del establecimiento.

La elaboración de sencillas maquetas con materiales cercanos o de uso cotidiano, completa la información gráfica necesaria para una correcta planificación del establecimiento y su espacio.

Este tipo de análisis dará a conocer el espacio de manera tridimensional, viendo el modo en que se concatenan las diferentes estancias y sus proporciones, y además se podrán diferenciar los usos a partir de los diferentes materiales. Resultarán entonces evidentes las medidas e intervenciones más correctas.

Llegados a este punto, hay que añadir una máxima en el ejercicio compositivo: para dar forma al espacio hay que articular formas básicas para definir el volumen espacial. Dicha articulación viene dada por los recorridos, estableciendo itinerarios principales o secundarios.

Resulta muy complicado clasificar los principales tipos de composición, entre otras razones y como suele ocurrir en este tipo de fenómenos, porque prácticamente nunca se producen formas compositivas puras.

Con todo, las principales formulas compositivas responden a:

  • Distanciamiento.
  • Toque.
  • Superposición.
  • Penetración.
  • Unión.
  • Sustracción.
  • Intersección.
  • Coincidencia.

Las formas interactúan creando un todo a partir de su relación de proximidad, penetración, superposición, repetición, etc., generando unos ritmos y otras formas complejas que se perciben como volumen integrado, contrastado a partir de unas pautas de lectura.

Para entender correctamente estas fórmulas, hay que tener presente que se parte de la base de que en el ejercicio compositivo se actúa como formas-volúmenes, y si estas son idénticas o similares, por ejemplo mesas y sillas para el establecimiento, se cuenta con ellas como si fueran módulos que intervienen como unidad de forma o medida.

La presencia de módulos tiende a unificar el espacio y el diseño. Deben ser simples, pues los demasiado complicados se destacan como formas individuales.

La repetición es el método más simple para el diseño. Por tanto, cuando se habla de modulación se habla de repetición. Así, la repetición de una forma o volumen puede tener diversas medidas:

  • Repetición de tamaño.
  • Repetición de color.
Repetición de tamaño.
Repetición de tamaño.
  • Repetición de textura.
  • Repetición de dirección.
  • Repetición de posición.
Repetición de dirección y textura.
Repetición de dirección y textura.
1.2.1. Diferentes claves en el ejercicio compositivo.

A partir del análisis anteriormente expuesto se abordará también el ejercicio compositivo con el ritmo y con esquemas de composición asimétricos o simétricos.

En este sentido se partirá de ejemplos claves para un correcto ejercicio compositivo en espacios de diferentes establecimientos turísticos, habitaciones de hotel, zonas de office, etc.

Zona de office en un apartotel.
Zona de office en un apartotel.

Espacio de gran complejidad. Se trata de una zona de office en un apartotel. Esta suite cuenta con una zona de estar que incluye una pequeña cocina independiente.

El esquema compositivo ha buscado una ampliación visual a partir de la compensación por texturas y color. El cuadro, de gran formato, compensa tanto el volumen del pilar como el resto de mobiliario curvo, y unifica el espacio a partir del color.

El equipamiento electrodoméstico de forma rotunda y gran fondo, ocupa la zona frontal para evitar una percepción total de su volumen, favoreciendo una sensación de espacio más amplio.

Sensación de amplitud en la estancia.
Sensación de amplitud en la estancia.

Se trata de una zona de mini-bar. La composición de manera perimetral ha destacado mediante el color la forma del pilar como aquella que vertebra la composición. De él parten las zonas de barra-encimera distinguidas con color oscuro para favorecer el contraste.

Los asientos, únicas formas orgánicas, para los que se ha utilizado el mismo color, establecen un ritmo en paralelo con las lámparas.

Este es otro ejemplo donde volúmenes correspondientes a elementos arquitectónicos se funden con las formas y volúmenes del mobiliario a partir del tratamiento de color y texturas, un recurso muy práctico que favorece un resultado de gran efecto.

Volumen a partir de color y texturas en una estancia.
Volumen a partir de color y texturas en una estancia.

Zona de espera en recepción. Composición equilibrada donde predomina el esquema compositivo horizontal y las formas rotundas, que contrarrestan su peso visual gracias a la ausencia de color, tan solo rota por la pieza principal: el sofá, en un intenso color granate para buscar el contraste.

Ausencia de texturas en el resto del mobiliario, que incluso aparece transparente en el caso de las sillas, para contrarrestar el efecto de la textura del pavimento en madera.

Ausencia de texturas.
Ausencia de texturas.

Zona restaurante. Composición marcada por el contraste, tanto en volumen como textura y color, que marca la lámpara del centro de formas geométricas. El espacio juega con una composición equilibrada y casi aséptica, tonos neutros y ausencia de color, rota solo por el intenso rojo de la lámpara. A pesar de este tratamiento, cobran importancia las texturas que aparecen en los elementos verticales, a modo de adamascados y con alusiones a lo textil.

La composición aquí juega con las formas verticales de los paramentos y las horizontales de los tableros de las mesas.

Juego de formas.
Juego de formas.

En este espacio de gran funcionalidad, ejemplo de composición simétrica, se ha buscado una composición de volúmenes simétricamente dispuesta a partir del eje que marcan la mesa de comedor y la lámpara; la fuente de luz natural baña toda la estancia y queda potenciada por el acabado blanco de todos los volúmenes.

Composición asimétrica. En una suite de hotel, por ejemplo, la composición está marcada por la asimetría de la pared, formando un cabecero que integra las hornacinas a modo de mesitas de noche de manera desigual, aunque ambas rectangulares. Para compensar la composición, el armario está dotado de un acabado en color magenta, con una retícula que presenta formas cuadradas a modo de módulos, reforzando el valor geométrico de la estancia.

Repetición de formatos. Por otra parte, en un baño para suite de hotel, el juego y la repetición de formatos, elementos verticales y horizontales, puede establecer un inteligente juego de composiciones y ritmos que, unido a la gran variedad de texturas, aportan una ambientación abierta a los sentidos.