Herramienta formativa Diseño e imagen para establecimientos turísticos

Herramienta formativa Diseño e imagen para establecimientos turísticos, realizada por la Confederación de Empresarios de Málaga y cofinanciada por la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo
 

 


Delimitación de espacios y usos

2. Análisis espacial. Cuadro de necesidades

El estudio previo del espacio permitirá tomar las medidas correctas en cuanto a distribución espacial, mobiliario y el resto de los componentes de equipamiento necesarios para el establecimiento.

Por tanto, antes de comprar un determinado mobiliario hay que incorporar algún elemento vegetal, o incluso algún equipo de luminarias, pensando en el espacio disponible y teniendo cautela al dar estos pasos iniciales.

En primer lugar y después de estas primeras fases de análisis, se deben reconocer los diferentes espacios y usos, para decidir cómo se solucionará cada uno de los espacios, cuáles son las necesidades de almacenaje, y los servicios y actividades que el establecimiento desarrolla dependiendo de tipo de cliente, horario dentro de la jornada, época del año, etc.

Dentro del análisis espacial es fundamental la elaboración de un cuadro de necesidades que aborde la cuestión del espacio vinculada a los distintos usos y al desarrollo de las diferentes actividades. Solamente así se puede ser consciente de cuestiones básicas para la consecución de un proyecto con éxito. Por tanto, es clave la elaboración de planos y cuadros de análisis que permitan comprobar la superficie real disponible. En este sentido, se analizarán según el tipo de espacio o establecimiento, qué tipo de funciones se desarrollarán, cuáles afectan al usuario o al personal, cuáles son zonas restringidas a estos y cuáles no, etc.

La elaboración de un plano de zonificación y usos es fundamental para un correcto análisis, así como la toma de conclusiones, la comprobación, el cumplimiento de la normativa y todas aquellas cuestiones que afectan al espacio y sus usos de manera efectiva.

La clave en estos primeros pasos es tener una visión global del conjunto, lo que permitirá tomar decisiones más fácilmente y recuperar espacios, sobre todo en aquellos establecimientos que llevan funcionando algún tiempo, y en los que no se ha reparado en la existencia de espacios mal aprovechados o que provocan mal funcionamiento en el día a día.

Es el momento de trabajar sobre plano, aunque la imaginación y los conocimientos existentes hasta la fecha de realizar esta labor de remodelación son grandes aliados, y es importante contar con un plano del establecimiento para recoger todos los elementos significativos a la hora de acometer cambios de distribución, o de paramentos, contando con el técnico específico si fuera necesario (elementos estructurales).

En el plano se modificarán aquellos aspectos de distribución que den la respuesta al plan de remodelación y, de esta manera, ver si el conjunto queda equilibrado cumpliendo las perspectivas de equipamiento y remodelación.

Las últimas tendencias en este tipo de remodelaciones de establecimientos turísticos apuestan por los ambientes amplios y diáfanos, frente a los excesivamente compartimentados. Cada vez es más frecuente integrar en un mismo espacio todos los ambientes, incluidos los exclusivamente correspondientes a personal, como cocinas o almacenaje en un restaurante, que quedan separados por mamparas de vidrio, haciendo partícipe al usuario de todo el espacio y del trabajo del personal del establecimiento.

El cuadro de necesidades es el punto número uno al abordar una remodelación o intervención decorativa. De dónde hay que partir y qué necesidades se han de satisfacer son los primeros interrogantes planteados. Consecuentemente, se inicia un dossier de planos que recojan los límites del espacio a intervenir, también un plano de cotas, uno de equipamiento de aislamiento acústico o térmico, si fuera necesario, porque permitirá conocer la superficie útil disponible; y un plano de distribución, en el que, siempre a escala, se reflejarán el mobiliario y los diferentes volúmenes necesarios. Igualmente, se realizará un plano de superficies y de zonificación; además de tantos otros como sean necesarios en la fase previa de análisis y en la de ejecución, donde se indicarán el resto de instalaciones y elementos fundamentales para una correcta valoración de la intervención.

Estas claves se observan también de manera parcial y dependerán de las posibilidades del espacio del establecimiento. En estos proyectos, como en la mayoría de los casos, el ahorro espacial es básico para un correcto funcionamiento del mismo.

Por ello, es importante conocer cuáles son las soluciones que ofrece el mercado. En muchas ocasiones la solución espacial (puertas correderas, embutidas, con guías, en muro, panel etc.), son consideradas elementos decorativos en sí mismas.

Lo mismo ocurre con paneles de vidrio o madera, estructuras divisorias, etc., que solucionan simultáneamente varios problemas: espacial, de almacenaje y funcionalidad, entre otros; y son soportes perfectos para recursos estéticos de gran resultado.

Así, también es cada vez más usual compartir las zonas de tocador y lavamanos en las zonas de baños para usuarios, separando las cabinas de sanitarios en masculino, femenino y adaptado.

El aprovechamiento del espacio es una máxima en cualquier remodelación. Por eso, y particularmente en algunos establecimientos, se tiende a un uso polivalente y compartido del espacio a favor de una mayor utilidad de la superficie. Cada vez es más habitual encontrar en restaurantes un baño compartido, o un espacio de lavamanos o tocador común para la zona de baños.

También en establecimientos hoteleros, clubs deportivos, etc., las zonas de duchas, vestuarios y saunas ocupan un lugar que recurre a elementos decorativos con diferentes materiales, texturas e iluminación, que separan un espacio único con diferentes actividades y posibilidades, potenciando así la sensación de diafanidad y amplitud.

Un buen punto de partida para la remodelación y diseño de un establecimiento, en función de todo lo expuesto hasta ahora, es una cuestión muy asequible: el estilo.

Al señalar este término como punto de partida no solo se refiere a una cuestión puramente estética, sino a algo mucho más extenso: ¿qué peculiaridades, elementos significativos, rasgos definitorios, etc., tiene el establecimiento, además de los puramente estéticos?

Por ello, el estilo debe estar acorde con los gustos y los hábitos del funcionamiento del establecimiento y de aquellos que lo visitan, por lo que conviene, y más en un proceso de remodelación o actualización, no dejarse llevar por modas pasajeras.

El entorno de un establecimiento, ya sea un núcleo urbano, un pueblo costero o del interior, suele determinar en buena medida muchos de estos aspectos: perfil del servicio que se oferta, perfil de usuario y, por supuesto, el estilo decorativo, ya que es una de las mejores formas de conseguir un resultado armónico.

Hotel del Pintor.
Hotel del Pintor.

Así un establecimiento costero inspira colores frescos (blanco y azul), tejidos resistentes, fibras naturales (bambú o sisal), mobiliario lacado o decapado en blanco, elementos inspirados en el mar, etc., y todo ello se puede hacer en diferentes claves o categorías estéticas, sin caer en el tipismo.

En el mismo sentido, si el establecimiento está en el interior se puede recurrir a elementos decorativos y arquitectónicos propios de la zona: terracotas, muebles antiguos o piezas de oficio, etc.; y al igual que en el caso anterior, no se trata de caer en tópicos, pero sí es cierto que volver a las raíces e inspirarse en el entorno puede ser un buen punto de partida para formar el análisis espacial.

El entorno del establecimiento debe determinar, en buena medida, muchos aspectos estéticos y de diseño. Esto no significa caer en tópicos, siendo aconsejable que sea un punto de partida o un referente sobre el que investigar, actualizando y aportando novedades que doten de máxima singularidad a dicho establecimiento. Para ello, recurrir a la representación gráfica es importante, recogiendo en los diseños el nuevo aspecto que se desea dar al mismo.

De este modo, cuando se alude al entorno, se hace en el más amplio sentido de la palabra, incluyendo referentes tanto de estilo arquitectónico, cultural, etc.; como de ámbito paisajístico y natural, pudiendo aportar así información relevante sobre colores, texturas, etc.

El estilo arquitectónico del establecimiento tiene también un peso específico en este análisis. En una edificación de los años 40 se pueden recuperar algunos elementos como antiguas molduras, carpinterías, etc.; que marcarán una pauta de estilo y contribuirán a la imagen de calidad y autenticidad del alojamiento.

También se dan casos de establecimientos de mayor antigüedad que ocupan alguna edificación de arquitectura popular, dedicada antaño a la explotación agrícola, como cortijos, paseros, molinos, etc. Esta tendencia está cada vez más generalizada, como consecuencia de la oferta de turismo rural, y ha provocado en la última década una verdadera labor de recuperación patrimonial, rescatando este tipo de construcciones que hasta hace poco estaban condenadas al olvido. Suponen un atractivo innegable en la propia oferta turística.

Por otro lado, este tipo de actuaciones ha obligado, de alguna manera, a buscar un equilibrio entre aspectos tradicionales y contemporáneos en el espacio, particularmente de equipamiento, que ha desembocado en un mestizaje decorativo, mezclando los elementos autóctonos de la construcción y su entorno con los propios de un espacio que debe buscar el confort y la calidad. La utilización de materiales tradicionales en la construcción, la exquisitez en la decoración, la distribución de espacios, etc., son fundamentales.

Mestizaje decorativo.
Mestizaje decorativo.

Es importante destacar los aspectos de dimensión y concentración. La oferta de alojamiento más generalizada y admitida por los turistas de naturaleza son los establecimientos de pequeña dimensión y las casas rurales.

Encontrar un equilibrio en este mestizaje es prueba de un éxito seguro. Es, por tanto, algo que se considera de tendencia desde hace algún tiempo, y que vuelve a estar de plena vigencia. Como pauta general, se mantendrán aquellos elementos que supongan una seña de identidad con el establecimiento y se incorporarán los nuevos de estilo completamente actual o contemporáneo. Esto a priori no supone, en la mayoría de los casos, una ruptura demasiado drástica con el espacio inicial, proporcionando una reducción en inversión y reforzando la identidad.

En este sentido, el mestizaje no es más que el conocido como estilo ecléctico, una de las apuestas más actuales. En un mundo tan globalizado, y con los cambios vertiginosos que experimenta el sector, llegan influencias muy diversas haciendo que los estilos puros estén perdiendo vigencia a favor de lo que se ha llamado eclecticismo decorativo, no solo en la decoración de establecimientos turísticos sino también en otros sectores de la decoración.

Dicha tendencia apuesta por la mezcla de distintos estilos, épocas y piezas de diferente procedencia con el fin de obtener una especial singularidad en el conjunto, es decir, la creación de microambiente con especial encanto.

Este recurso en espacios y establecimientos de hostelería ha dado excelentes resultados, permitiendo la diferenciación especial en zonas según funciones, tipo de servicio, realización de eventos, etc., que completan la oferta turística de un establecimiento. Vuelve por tanto a repetirse la máxima unidad dentro de la variedad y variedad dentro de la unidad, clave en el éxito de un proyecto decorativo.

Por tanto, la tendencia en esta línea consiste en utilizar elementos étnicos en ambientes contemporáneos o introducir alguna pieza de cierto vanguardismo en ambientes más rústicos o clásicos.

La cuestión del estilo es una de las que más preocupación causa a la hora de definir los acabados y el aspecto del establecimiento. Encontrar un equilibrio estético entre los diferentes espacios, aportando singularidad y originalidad, es fundamental para lograr el éxito en un proyecto. Recurrir a los diferentes acabados y materiales, conseguir contrastes entre los mismos y combinar superficies metalizadas con otras de acabados mate, por ejemplo, o potenciar los espacios con luz, son pautas que hay que tener presentes.

Aumentar la perspectiva, incluir puntos que focalicen el espacio para una lectura interesante del mismo con ayuda de la luz y la combinación de texturas, son clave para un resultado satisfactorio. En este sentido no hay que olvidar el color, que se puede matizar con una iluminación adecuada. Un recurso decorativo es la aplicación del color con texturas visuales: a esponja, con efecto estuco, o simplemente reproduciendo la textura de alguno de los elementos de tapicería, ayudando así a la coordinación y armonización del espacio.

De esta forma, la mezcla de muebles de estilos o épocas diversas es una de las opciones más arriesgadas, pero el resultado aporta al establecimiento una importante gama de matices y enriquece el espacio dotándolo de una gran singularidad. En muchos casos se consiguen contrastar diferentes variables, texturas, color e iluminación y el resultado es aún más sorprendente y atractivo.

El eclecticismo es una de las tendencias más generalizadas actualmente. La mezcla de estilos con piezas de diferente origen, procedencia y épocas aporta una gran singularidad a los espacios y ofrece a los ambientes contrastes y matices que permiten, en la mayoría de los casos, obtener resultados satisfactorios.

Se trata de una opción arriesgada. Hay que ser extremadamente cuidadoso con la elección de las piezas; de no ser así, el espacio, en lugar de atractivo y personal, puede caer en cierto caos que arruinaría la remodelación. El contraste debe venir dado por una, o como máximo, dos variables, por ejemplo: mismo color y diferente estilo.

En este sentido, combinar piezas del mismo estilo y época con diferente textura o color, o combinar piezas más depuradas con otras más complejas también es clave de éxito. No se pueden olvidar tampoco los elementos propios del equipamiento desde el punto de vista del espacio. Así pantallas, altavoces, etc., deben estar perfectamente integrados.